lunes, 8 de julio de 2024

VOLVER EN VINO


                         Déjame incorporarme desde el silencio vibrante del suspiro.

¿Acaso hay sollozos en las tardes tibias de primavera o

al irte, te despides del gemido blanquecino de los álamos?

                                 Un sol de escasos hilos verdes  

   luz que cae sobre la lumbre,

sobre la alfombra metálica de  hojas  otoñales, cae.

La montaña ríe con sus dientes de oro y

el viñedo se tiñe de jirones azules o  naranja

Me han dicho...que

un hombre magullado por la ira del hombre

callará en la penumbra.

Allí, en el confín del horizonte, donde

nace un penacho de plumas de cóndor

estará la esperanza.

Una antorcha de miedo se irá extinguiendo

entre el rumor gracioso de los campos de trigo.

Y el vino, gran señor de los sueños, caminará entre piedras

con rumor de acequias.

El río tributario de marrones arcaicos seguirá el camino

con los pies descalzos

llagados de nieve y de granizo.

Habrá un hombre sin ojos mirando hacia el poniente y su cuenca vacía

cobrará en simientes las luces ancestrales.

Volverá en amarillos vinos bermejos, soñando el universo de ijares pétreos

un pan quedará seco como la tierra seca, sin agua y sin lágrimas de hombres

aparejando milagros tributarios de un cielo tutelar donde los dioses

nieguen su nombre al hombre con estirpe de parra y panes.

Vuelva el agua triunfante en vino nuevo.

La mesa permanece tendida con mantel de esperanza.

 

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