Un tango en el fonógrafo de la casa vecina
un joven engominado con su traje de lino
mirando en la ventana tu rostro huidizo.
La verja que te separa de la historia de barrio
para darte el ensueño de un amor verdadero.
Muchacha de otro tiempo, señorita de sombrero y mantilla.
El perfume a jazmines envuelve tu vestido despojado
Es tan solo el recuerdo de las charlas de antaño.
Buenos Aires, tus calles empedradas se pierden
ya no queda el silencio de las casonas viejas,
donde la arboleda resfrescaba la tarde.
El tren lejano siembra murmullos ciudadanos
y regresan los hombres cansados y con quejas.
Las muchachas esperan un amor de verano
para dejar la fábrica detrás de su esperanza
de una vida completa. ¡Escucha ese es Gardel!
Suena como los dioses del Olimpo en la garganta joven
del chico de la esquina, una milonga suena.
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