Vendimiamos con
fragancia de sudor dulzón
un día de otoño
correría de
duendes fue la espera y llegó
junto a un
escuadrón de arcángeles chiquitos
la voz del niño
de ojos tristes.
Ahí nos
convertimos en héroes
éramos fuertes
sutilmente
abandoné el lecho apasionado
amamanté la luna
acariciamos sólo
en el bosque la frescura de una gacela tibia
que dejaba jalar
rayos al sol
de la sonrisa
pequeñita
cosechera de
esperanza fui. Entonces
me esperaba un demiurgo solidario con ojos amarillos.
bebimos vino nuevo y el sabor del pan supo diferente.
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