No hables
Ana.
Allá afuera
hay mil demonios.
El silencio
llora, clama ahora.
Las calles
se han poblado de insomnio.
Hay ojos
que oyen voces y oídos que miran.
Se respiran
humores pestilentes de ira.
No hables
Ana, no hables.
Si la
ventana encuadra un pequeño cielo
Verás
pájaros libres y árboles viejos
Que
esconden nidos nuevos.
Los canales
se detendrán coloreados de sangre,
De
traviesos fantasmas con estrellas de oro.
¡Por favor,
Ana, no hables!
Piensa en
la gente buena que anda entre las calles
Cubiertas
de metales y fuego que arde.
Silencio,
por tu hermana, por Peter…
Por los que
te traen comida y agua, arriesgando la suerte.
Allá entre
las piedras está atenta la muerte.
No hables
Ana, no hables.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario