En ese
laberinto profundo
Donde ha
ingresado la bruma,
La
incertidumbre y la duda;
Una mano
empuja hacia el abismo.
Allí vive
el silencio y la impudicia.
La muerte
espera.
Impávida.
Insolente. Sollozante.
Al fin del
recorrido hay una flama.
Si corres,
si huyes o te detienes,
El humo
envolverá tu corazón herido,
Marchito,
angustiado.
Por eso…
vuela, corrige el rumbo.
Arrebata el
hilo de Ariadna;
Encontrarás
la hendija abierta
Esa que te
llevará a vivir en paz.
Necesaria,
apetecida.
Una nueva
vida.
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