Tu duende juega con mi insomnio cada noche cuando te
repienso amiga. Un rosal con tu nombre sonríe en octubre.
Telaraña del otoño las frases ingeniosas de adolescentes,
se quedaron colgadas y las palabras, entre las ramas como fantasmas guerreros.
Conocí cada una de tus inquietudes de muchacha llena de
voracidad por tragarse el mundo, la vida y conocer el país de las palabras. Caminaste
como un ciervo en sus praderas. Comiste hasta la última gota de néctar de las
flores, los frutos fueron los que llenaron el brocal de tus palabras. Cada vez
que nos sentamos a practicar quedó una sombra de estrellas entre las frases que
bailaban su danza esperanzada.
Algo sucedió y se cayó una gota de sol. Un reflejo de luna.
Una mirada se prendió de la cara sonriente del brocal de la nada.
Ahora envejece el silencio de tanto escuchar las
palabras... eco de suspiros por tu huída reciente.
¿Adónde fuiste? Te imagino en la selva caminando entre
lianas y frondas perfumadas, o en un oasis del Sahara entre dunas sobre el lomo
áspero de un camello. ¿Por qué te fuiste? Amiga perdida en las hojas amarillas
de los calendarios. Te espero en el silencio del amanecer, en los días de
lluvia, en las muchas tardes de música de Bach o de Mozart.
¿Qué será de tu risa contagiosa? Siempre enamorada de un
galán desconocido. Tu nombre está inscripto en el corazón de quienes te
quisieron. Todos preguntan por tu destino, todos. Por eso regresa, vuelve
amiga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario