Camino al jardín donde el frío de
una mentira,
enmarañada de verdes frondas, pinta
el atardecer.
¿Quién que domina con una venganza
el futuro puede desterrarme?
Tus miradas me liberan de la
miseria,
nunca estaremos manchados por el
miedo.
Un espíritu benigno despeja el ojo
de la ventana húmeda
donde se refleja la historia de nuestra aventura
Quien
nos amarró a las primicias de la cosecha de besos.
Soy
caminante de las calles milenarias que esperan.
Donde
fulge el sonido de los árboles y el tañer de las campanas.
Ese
sonido sinfónico de insectos y de aves nocturnas.
Han
pasado los años, es cierto.
Somos
ancianos.
Vivimos
con la lentitud de los caracoles.
Con
las sonrisas de recuerdos que nos miran.
Esa
es la mentira. Estamos vivos.
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