Llegado el jueves, le comienzan ataques de pánico. El médico nos mira y
asiente. ¡Es el fin de semana! Yessenia sabe qué le espera. Un hermano mayor,
madre cómplice y una sociedad indiferente.
La escuela reclama
judicialmente hasta el cansancio. No hay respiro ni espacio para tantas demandas.
Él, desafiante la busca a
las doce en punto y se la lleva. Saciará su apetito sexual con la pequeña como
desde que su” mami” se la entregó a los nueve años. Ahora tiene doce y mucho miedo. Puede ser mamá de un bastardo
engendrado por su propio hermano.
¡Él me trae dinero todos
los viernes, con eso comemos, ustedes no se metan, es mi hija!”
Yessenia, nos mira
aterrada. ¿No podemos hacer nada? ¡Pensemos!
Aldo, el portero, en
silencio se prepara. Un grito y la bala, perfora la frente del insestuoso patán.
Aldo sale esposado, sonriente. ¿El Juez
hará justicia?
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