Desandé el territorio desconocido de la plaza
Un destierro un desatino otro milagro inesperado
De la mano, tomada de la mano entre ombúes sustitutos de árboles floridos
caminé la tarde en compañía de un voluntario gesto
de presencia humana total desconocido
lloró el enero desconcertado en su canícula sonriente
se mojó la tierra herida de abandono urbano
pestilencias de canes y felinos merodeando en los escombros
su propia exuberancia de muerte desplazada
fue un minuto en que perdí la bandería de poblana
los árboles regalando sus lágrimas perdidas
insinuando un festín celeste de lluvia promisoria que se aleja
hacia el vértice reiterado de ciudad deshabitada de verano
estaré sola sola de toda soledad sin sombra
perdida en los pensamiento profundos del ser conciente
aturdida en la calle urbana desconocida
mojado el rostro con las dulces gotas que caen despaciosas sobre mi rostro
miraré de frente, el río que se distiende rumbo al ocaso
señalará el mañana alumbrará retozando otro otoño próximo
la vida.
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