miércoles, 22 de diciembre de 2021

INFANCIA TRISTE

 

 

Puedo comprender ahora en ese gran jardín, el tiempo de mi infancia. Soñé con sus ojos inteligentes que descubrían mi soledad.

Rescato de la tristeza su recuerdo. El enorme patio embaldosado con paredones blancos. Mi cárcel personal. Ella, me invitaba a crear un mundo lleno de magia. Nunca aceptó someterse a lo normado. Me llevó de la mano al chispeante mundo que entreví en mi niñez. Un mundo singular de sueños y milagros. Ella podía conocer mi esperanzado esfuerzo de encontrar amor

Me rozaba el canto del agua de la pequeña fuente donde alguna vez hubo peces. Yo que quería ser como una enredadera y escapar de  ese mundo doloroso y triste. Ella inventaba juegos. Armaba historias para representar.  Me contaba cuentos. Me hacía picnic entre los masetones de helechos. Ponía el mantel y allí desparrama frutas,  damascos y duraznos. Colocaba las muñecas para el festín como compañeras de la partida. ¡Un juego! Y yo, aprendí a conocer el amor y la ternura de su corazón. Era tan extraña; a veces huraña, otras tierna.

Una noche cualquiera el horror me clavó una espina, una cruz en el alma. Se fue. Voló al infinito. Y ahora estoy más sola que antes. Sus alas me rozarán las penas y serán unas lágrimas que borrarán mi desconsuelo.

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario