Somos un
puñado de palabras que se pierden en la noche,
una grieta en la pared del corazón de cada
enamorado.
Somos piel
herida o cristal espejando la vida en los manteles,
vino viejo,
añejado y sutil en las copas sedientas de la cena.
Somos
huesos salpicados de amarillo y polen de claveles marchitos,
fruta
madura en la boca sedienta del amado que nos besa.
Somos nieve
en la montaña despojada de árboles y matas verdes,
lluvia arrasando en los ríos secos con la vida
útil del yermo,
las hojas arrancadas de los libros prohibidos
por la muerte.
Somos
poesía atormentada que asesina la belleza con mentiras,
una
esperanza perdida en los acantilados en la aurora.
Somos los
sueños encontrados en las entrañas de una niña joven
o cabellos
encanecidos por el tiempo en la parte trasera de la casa.
Somos…
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