En el páramo cae,
gota a gota
tu sonrisa de niño,
en la marea se refleja la luna
Mientras en la noche
la huída hacia el saliente
descubre a un hombre de iracunda
mirada
que se pierde en la cresta de la ola,
para sujetar un cuerpo relajado.
Un Niño de ojos quietos los observa.
Amanece.
Vacía, quieta, como una sirena adormecida,
una barca se detiene en la niebla.
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