miércoles, 16 de noviembre de 2016

APARICIÓN NOCTURNA


¡Un solitario espectro me visitó en una noche sigilosamente!
¡Y yo, en mi inconciencia,
huí despavorida sin oírle murmurar lo que pidiera!
¡Oh, necia, no tuve el valor de socorrerlo en ese mundo hostil donde él viviera,
tal vez necesitara darme un beso!
¡Tal vez comunicarme su alegría o tan sólo su tristeza!
¿Por qué temí al mundo de la muerte, del más allá,
de la infinita oscuridad desconocida, si era un espíritu noble
quien de allí quería hablarme?...
Cobarde, infame, necia.
Si hoy surgiera de la bruma su imagen, que fuera otrora bella,
aprestaría todo mi coraje y escucharía su plática o su queja.
La muerte que robó tanta bizarra inteligencia,
me debe dar oportuna complacencia y así poder hablar
con mansedumbre al alma fiel del padre que perdiera.



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