lunes, 7 de noviembre de 2016

poema XXVI


MIS MONTAÑAS SE CUBRIERON DE VERDE

 

Con un manto de suave felpa colorido

lo que fue risco y piedra se transformó

en olas de verdes  y movidos por el sol

parece un jardín con césped adherido.

 

Los arenales de coirones mortecinos

Son desterrados por matorrales de color

Marcando el espacio con mil plantas con olor

Que penetra en el silencio bellísimos sonidos.

 

El viento arrastra el murmullo del otoño

Con crujir de hojas doradas que cayeron

Desde los álamos flexibles y umbrosos al calor

 

En verano las acequias rumorosas en sus retoños

Acercan el canto fresco del verde embriagador

mas, el otoño con sus ocres y oro marca el esplendor.

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