MIS MONTAÑAS SE CUBRIERON DE VERDE
Con un manto de suave felpa colorido
lo que fue risco y piedra se
transformó
en olas de verdes y movidos por el sol
parece un jardín con césped
adherido.
Los arenales de coirones mortecinos
Son desterrados por matorrales de
color
Marcando el espacio con mil plantas
con olor
Que penetra en el silencio
bellísimos sonidos.
El viento arrastra el murmullo del
otoño
Con crujir de hojas doradas que
cayeron
Desde los álamos flexibles y umbrosos
al calor
En verano las acequias rumorosas en
sus retoños
Acercan el canto fresco del verde
embriagador
mas, el otoño con sus ocres y oro
marca el esplendor.
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