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Esa playa
está desierta entre milagros dormidos
olas de sangre celeste se trepan
en sus orillas.
Esperan unos pañuelos de
adioses
imperceptibles.
Cuando tu barca de ámbar
atraviese mi campiña
tormentosa
desplegando velas níveas
buscaré en mi vientre
ausente
un beso...sin despedida.
La playa donde camino
arenando
el desconcierto.
Busca en mis acantilados
de sueños
sólo respuestas.
Tiernas sombras agridulces
que
invadan nuestros acuerdos.
Cuando arribes en la noche
apeándote de
tus miedos.
No habrá mieses inmaduras
ni luna escarchada,
quieta.
La misteriosa
agua clara, espejará
el rostro de la sirena,
Un magnífico unicornio
espiará nuestro encuentro.
Echaremos a volar sonidos
de amor al viento.
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