jueves, 10 de noviembre de 2016

POEMA 254

                        254

                   Esa playa está desierta entre milagros dormidos
                   olas de sangre celeste se trepan
en sus orillas.
Esperan unos pañuelos de adioses
imperceptibles.

Cuando tu barca de ámbar
atraviese mi campiña tormentosa
desplegando velas níveas
buscaré en mi vientre ausente
un beso...sin despedida.

La playa donde camino arenando
el desconcierto.
Busca en mis acantilados de sueños
sólo respuestas.
Tiernas sombras agridulces que
invadan nuestros acuerdos.

Cuando arribes en la noche apeándote de
tus miedos.
No habrá mieses inmaduras
ni luna escarchada, quieta.
                   La misteriosa agua clara, espejará
el rostro de la sirena,
 Un magnífico unicornio
 espiará nuestro encuentro.

Echaremos a volar sonidos de amor al viento.

                                                    

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