Esa es la
verdad, tan solo un mito
La carretera
despejada para que circule el viento
así podrían
quedar hojas desterradas en oro,
nuestros labios
en mudo sortilegio
pero mis brazos
y tus brazos se
ajustarán a las sombras
buscando el surco
donde nace el almíbar
la carne
desplazada en la cumbre de la puerta
el músculo
sonriente
para imbricar el
embrujo palpitante de tus ojos
con un lazo de
ébano astillando la tierra
mi cuerpo mi tierra
edén dormido
que se estremece
con la música del viento
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