Parada.
Sola en la acera
desierta.
La calle se cae
sobre mí, miro su arrogancia empedrada
Se detienen mis
ojos en las alcantarillas
vuelo con la
mirada acariciando el suelo.
Mejor, mejor ver
una rosa que derrama silencio.
Rebeldes mis
labios rozan sus pétalos
que caen hasta
pulverizarse y los ojos
se estrellan en
las piedras.
La calle gime y
llora.
Total, sola, yo
sigo caminando en la calle empedrada.
Y es otoño.
Domingo y el sol
se ha desmayado
entre los árboles desnudos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario