De niña me adornaba el cabello con el vientre luminoso de
luciérnagas vivas.
Entonces regresaba a un mundo de azogue repetido, donde tú
no existías.
Dormía buscando el origen de mis sueños de niña, pero
entonces era apenas semilla.
Allí donde soñaba un rostro me iniciaba en un juego
milenario, la vida y la esperanza.
¡Un amor que rondaba mi pecho y mi memoria, la palma de mi
mano... el revés de tu lengua
Y entonces emergía la dulce melodía de un mar de olas espumosas
de mis senos rosados
Mi vientre prometía la luz y la agonía, un placer de
palomas una voz de luciérnagas azules y
un caminote flores.
Entonces regresando al mundo de relojes, de almanaques
sombríos sin retoque de cielo.
¡Hoy he visto una de ellas transformada en estrella con remiendos,
en harapos de luciérnaga viva! No encontré la ternura, sino el discordante
sonido de la pena.
¡Es cierto! ya la niña dejó el puerto alegre con barco de
papel. Vive con las redes atrapando gaviotas, acarreando milagros, buscando
pareceres de sueños y luces.
De niña me adornaba el cabello con flores, corría por la
hierba, jugaba como el viento juega con las colinas. Ahora ya despierta, poseo
la intangible sonrisa de los dioses...
Te poseo.
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