Escondo el corazón, como un hada
barroca.
Las mentiras salen cual pájaros
negros hacia las nubes.
Una paz me llega al fin y es cielo
profundo.
Roja de ira, enciendo candelas
celestes para atraparte en mi camino.
Estoy viva. Sí, viva.
La epopeya es alcanzar la playa en
la marea baja,
Las algas sofocando la planta de mis
pies heridos.
Me escondo de la mirada inquisidora
y feraz de ella.
Lucho para volverme transparente y
volar al interior del corazón
De un corazón que se proyecte entre
alas blancas sin espinas.
De una barca con redes milenarias
llena de peces plateados.
De una luna anaranjada y tus ojos de
espuma clara que me miren
De un cielo misterioso que oculte mi
soledad y mi tristeza.
La magnífica claridad de la mañana
marcha.
La fontana espera con cántaros rotos
en su brocal de arena.
El cuerpo de la piedad es casi un
suspiro.
Allí estará el amor esperando en mi
vejez.
Esperando mis huesos corroídos por
la lluvia.
Mi boca cerrada con sellos de oro.
Llaves, muchas llaves perdidas.
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