lunes, 15 de abril de 2024

ALEJANDRA PIZARNIK


 

                                                         Lo que decimos no siempre se parece a nosotros.

 

            En esa noche

            Calmó la sed el arenal de su fuego

            que ardía al gélido latido de la espera.

            Con sus silentes bramidos y susurros

            Ella dijo en pocas palabras…muero

            recogió como estandarte mudo un papel,

            una calle solitaria entre piedras. Y gritó

            atropellando los murales con roja tinta.

            Sangre de aquella heroína dolorida y quieta.

            Una noche, apagó el cigarrillo.

            Cerró el cuaderno de lágrimas y poemas.

            Encendió una estrella y apagó una lámpara

            Se derrumbó en la silla y quedó muy quieta.

            Se había ido por el camino de la nada

            Donde su duende aun juega con tristes poesías.

            Alejandra durmió sobre su pena. Su luz

            quedó titilando entre los libros. Viva está ella.

            Dolorosa y mística, su desaliento duele apenas

            por una fracción de cielo sin estrellas.

 

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