Cuadrícula estrecha de colores verdes
repujados todos en el cuero rústico entre los parrales
en la tierra árida de color de talco
lanzas que se elevan brillante esperanza
un hombre agachado
su áspera espalda marcando los hilos que llevan el agua
un chorro de néctar de color naranja y marrones viejos y ocres amargos
volverá en el vino de un tal vez mañana
el añejo porte de hombre gastado de silencio triste de amigo lejano.
Abra una ventana de viñas brotadas cuajadas de frutos
que arrullan el canto de los amplios álamos
mas...
una cumbre oscura un sol que amenaza
vendimia se acerca. Una gran tormenta se aprieta entre nubes y
el granizo artero que arremete fiero
la verde vereda de parra y frutales.
Espera el “tomero” con la azada en mano el agua no alcanza
la tormenta arrecia cae el alarido de nubes de hielo
ya no queda nada queda solamente un hombre mirando
hacia el infinito desde los parrales
allá entre las cumbres
donde la montaña esconde su trampa de espanto
hay un hombre solo... solo con su pena... solo con su llanto
que nadie ha escuchado porque no es de machos...
se avecina un tiempo de dolor sin quejas
volverá en otoño de añejos colores a llenar lagares con roja esperanza
y una mañanita de sol veraniego entre las hileras
volverá su canto...
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