Sí, fue y será extraño. Por eso y por otras cosas quiero
contar lo que se vivió en aquella casa de las afueras de Olivares...
Luego de
empujar con fuerza la puerta azul de ingreso exterior de la casona, Marisa Montes,
lanzó un fuerte suspiro. Era una noche fresca de primavera. El clima benigno
como hacía tiempo no se vivía por la zona costera. Generalmente fríos los
cambios de estación, transformaban en indeseable las nochecitas que preludiaban
días mejores. Era casi la medianoche. Hacía un extraño calorcillo. Entraba un
aire fresco, sin embargo, por un resquicio de la galería que daba al sur. Dejó
su abrigo, liviano para la época, sobre un sillón del salón en semipenumbra.
Dejó su sombrero y sus guantes.
¡Allí pudo
ver por primera vez la luz! Era una pequeña luz, que se filtraba desde la
habitación de Juanca. Él, hacía ya varios meses que había partido hacia
Calcuta. Sintió frío. Un raro escalofrío en la espalda la hizo acercarse al
ventanal para cerrarlo. ¡Juanca y su búsqueda espiritual, lo había hecho
demorarse en ese país mágico, la
India ! Luego del suceso. Ese que lo había hecho inquietarse
aún más, al punto de dejar trabajo, novia, amigos, todo. Estaba tan lejos como
antes. Más ahora.
La puerta
estaba entreabierta, pero sólo se alcanzaba a ver desde un punto de vista un
punto de visión hipnótico. Sosegado. Por el pasillo apenas iluminado por la
luna, que penetraba con un haz luminoso de tono rosa pálido, pudo sentir “una”
presencia. Igualmente desde la hendija en la puerta de la antigua habitación de
Juanca la acarició una sombra. ¡También sintió el sonido de música suave, casi
imperceptible, que provenía de la estancia! Ésto hacía más cálido el clima de
emoción. ¡ Yo sé que él, está muy lejos
¡ Su figura alta y desgarbada se filtraba en su memoria. Juanca tenía el
cabello largo y fino, apenas ondulado que caía en una coleta fina trenzada en
su espalda para crear un vínculo con la tierra. ¡ Lo recordó como había sido
antes, cuando era su respaldo incondicional en la infancia y en la
adolescencia! Todo acabado. Nuevamente recordó el suceso. ¡ Lo extraño, se dijo
malhumorada! Y hoy, justo hoy, después de este momento mágico en el teatro, le
ocurría esto. La obra era buena. Algo profunda para el entorno de Olivares. La
gente es sencilla y buena. ¡Nada complicada, claro! y tal vez no entenderán,
como yo, alguna propuesta de los parlamentos. ¡Charlaría horas junto a él,
sobre la obra! Sus manos cálidas, pálidas y azuladas, con perfume a tabaco y
cuero, jugarían con mi cabello oscuro mientras me explica cada palabra de esa
puesta esotérica... piensa. La luz se aclara. La puerta se abre lentamente y
Marisa se ofusca, no, se sobrepone y observa. Él, Juanca está allí. No
físicamente, es extraño. Es su espíritu manifiesto, que ha llamado
persistentemente con su alma y su palabra. ¡ La mente humana ! Juanca ¿ vienes
a acompañarme en este extraño momento de ensoñación? Su luz se inquieta. Se
aquieta. Se detiene. Un aire fresco penetra y mueve la ropa y las cortinas. Ya
comienza un leve entintarse del horizonte. Agoniza la noche. Se tiñe el añil de
un púrpura primigenio. El perfume del mar penetra en la estancia. Ella siente
la presencia. Siente que se acerca y la toca con manos insustanciales.
Hincada en
la alfombra ve que el haz de luz penetra lentamente en su piel. Su ser está en
éxtasis. Entiende el mensaje...Una paz tenue inunda el corazón de la muchacha.
El corazón se acompasa con otro corazón lejano. Marisa es feliz y espera. No
habrá otro suceso.¡ Hermano... estás acá y sé que siempre que te llame , que
necesite de ti, vendrás a darme tu calor! Marisa es muy feliz. Aprendió.
Comprendió.
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