Mírame las
manos, están vacías.
El corazón
desborda de sol plateado,
la charca se
conmueve de pétalos azules y
tu mirada frena
algunas golondrinas.
Volvieron como
siempre, regresaron de pronto
junto con los
jacintos y algunos tulipanes.
Yo miro
asombrada, con ojos de vieja- mujer niña
cortejando la
brisa de cada mediodía.
Tal vez regrese
un soterrado olvido,
me mires con los
ojos de luna sorprendida.
Ahora, ahora
sólo espero tu palabra y me asombra
la curva que
dibuja y abandona la estrella.
Una estrella
distante y peregrina.
Ahora espero
sola, si ellas han vuelto
tal vez sea el
regreso que me mueva en el camino.
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