martes, 2 de marzo de 2021

DE TANTO ARDER EN LA MISMA MIRADA, HE OLVIDADO EL COLOR DE LAS FLORES

 

 

He quedado prisionera de la música graciosa de una mirada

 

Como colegiala perdida en el jardín de la casona antigua de la vida

 

Como un trajinar de pájaros que trinan asustados en el amanecer

 

Tan apurada que el sol apenas brilla en las hojas del manzano en flor

 

Tan alegre como la mascota de un niño ciego que merodea entre sus manos

 

He quedado perdida en las tablas de una hamaca colgada del balcón

 

He quedado sorprendida en el momento de sabia ternura de la tierra

 

Allí donde cambia de color la luna y se torna roja. Imprescindible.

 

Allí donde entornan los párpados el rumor de la ausencia que llora

 

Ha partido una mariposa de su crisálida infinita y sedosa. Amor.

 

Arde nuestra mirada al infinito, amanece en nuestro corazón

 

Hay un murmullo de sirenas y náyades de cristal y terciopelo, cantan.

 

Habrá una cítara desgranando su sonido angelical en la penumbra.

 

Cabalgará un unicornio frente a la playa desierta de nuestra mirada.

 

¿Dónde quedará la suave melodía del palpitar del corazón quieto?

 

Se perderá en la noche un suspiro y un beso milenario. Amor.

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