miércoles, 3 de marzo de 2021

EL TESTAMENTO

EL TESTAMENTO

 

 

Tal vez tenga que escribir algo nuevo sobre papel blanco, con tinta

azul, o negra, o roja, como el color de mi sangre,…aunque se esté

volviendo agua, por la leucemia que me está consumiendo.

Redactemos de nuevo. ¿Por qué hay trescientas cuarenta y dos

cucharitas, si en el inventario anterior, eran trescientos cincuenta?

Este papel es bien blanco, me gusta, sedoso al tacto. No se puede

alterar la tinta de lo escrito.

Hay menos cuchillos y tenedores .El personal no es confiable.

Tengo sueño, estas drogas son muy fuertes, me recostaré.

--- Shh! Sr. Juan?...Shh! Don Juan?

--- ¿Quien anda ahí?

--- Soy yo, la que habla con usted cuando se duerme.

---  Me ayudaras con el testamento, el otro no sirvió. El papel, malísimo.

--- Sabe Don, me tendría que ir a un lugar oscuro, la biblioteca, pero esta

    vez escríbalo usted, Yo me lo sé de memoria.

--- Por favor, usted tiene mejor letra y es como Kodama para mis ojos.

--- Usted no es ciego Señor Juan.

---  Por favor, siéntese en el rincón. En la penumbra. Dícteme. Me quedé

     en los cubiertos de la cocina.

--- Como siempre, no avanzamos nada.

--- Esta vez sí lo lograremos, el papel se dispone ligero. Anotemos, ollas

    en total, veinticinco, sartenes, tres y una paila de cobre. Platos hondos

    trescientos. Playos sesenta y tres. Ahora entiendo el lío, a la hora de

    comer. Camas,  doscientas una, repartidas, en noventa y cinco en el

    ala este, y ciento cinco en el ala oeste.

--- Le faltó una, ¿o no sabe sumar?

--- La que falta se mandó a soldar. Los juegos de sillones, cuatro en la

    planta baja y dos en el recibidor de la planta alta. Todo el material de

    mi laboratorio, lo voy a donar a la escuela de discapacitados.

--- ¿De su laboratorio? ¿Y para que lo quieren los discapacitados?

--- El gimnasio con todas sus máquinas a los jubilados de Gral. Las Heras.

--- ¿Y por que tan lejos?

--- ¡En honor a mi General. Era pariente mío, por una bisabuela lejana.

--- Las bisabuelas, no son lejanas.

--- A usted que le importa la distancia. Tome, siga escribiendo, yo tengo

    La mano acalambrada.

--- ¿Y la casa?

--- Eso es lo que me está volviendo loco, a quien le puedo dejar semejante

    construcción, y que la use con el debido respeto que se merece.

--- Shhhh! Sr. Juan? Despierte es la hora de la cena. ¿Va a bajar al comedor?

    Sr. Juan.  No, no tengo hambre. ¿Hay invitados?

--- Los mismos de siempre.

--- Casi terminábamos el testamento, si no fuera por su interrupción.

--- El día que Usted termine ese dichoso testamento, vamos a hacer una fiesta.

--- Disculpe, le encargo las ocho cucharitas de postre que me están faltando.

--- Está bien, ya las vamos a ubicar.

--- Hoy prefiero que me traigan la cena a mi recámara, a un Rey, hay que

    servirlo, antes de los días de su muerte.

--- Esta bien Sr. Rey, lo que Ud. disponga.

--- Las copas. Me faltaron las copas. Es lo más importante, son la herencia

    de Eva Perón, me las trajo mi tocayo, Juancito Duarte, a escondidas

    del General.

--- Shhhh!...Shhh!...¿Sr. Juan?

--- ¿Quién anda ahí?

--- Yo, la que lo acompaña cuando Ud.duerme.

--- Pero ahora estoy despierto, acabo de comer mi cena. ¿Dónde estás?

--- Estoy escondida, detrás de su almohada.

--- Estoy cansado, comí mucho y no tengo ganas de pensar. Me

    faltaron las copas, son muy importantes para mí esas copas. ¿Dónde..?

--- En la penumbra de su biblioteca.

--- No, donde están las copas?

--- Terminemos con el testamento ¡CARAJO! ¿Hasta cuando me va a tener

    sentada en la penumbra?

--- ¿Encontró las cucharitas que faltan?

--- Pregúntele al pueblo, haga una encuesta, déjeme de joder con los

    cubiertos, terminemos de una vez, y póngale esa firma ridícula.

--- Tenga, cuidado, no se sebe conmigo,          yo soy el pobre Juan, tengo

    Una sola y única debilidad, escribir con tinta color violeta.

 

 

 


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