LABERINTOS DE ESPUMA
Mi
duro laberinto de frondas y de lunas,
me deja desprovista
de acerada armadura.
Busco entre los
pasillos desdoblados de espejos
una máscara pálida de
rosales de nácar y reflejos de oro.
Y lejos, en el
silencio de la noche plateada, la luna
que desdibuja la
angustia de amar los imposibles,
amores tempestuosos,
amores sensitivos...
como aves migratorias
que huyen por las dunas
entre arenas blancas,
mojadas por el agua marmórea.
Y sigo solitaria. Un
suave mediodía de penas inconclusas.
Se oye el canto
bravío del mar contra las rocas.
Un mundo desdeñoso de
oleaje y de espuma
envuelve con arena mi
pobre pie desnudo.
No encuentro la
salida en este laberinto.
Los espejos de nuevo
me muestran la mirada
de un amor que en su
escaso entregar se desvanece.
Me detengo silenciosa e ingrávida, frente a un nuevo abismo,
Estoy sola en la
noche, abrazada a mis penas
y vuelvo la mirada
buscando las estrellas.
La luna se refleja
con toda su belleza y unos ojos curiosos
observan mi tristeza.
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