Un día navegué entre corales
que saludaban mi
paso de gaviota ingrávida
un día caminé la calle solitaria que humedeció
la contagiosa
locura de mi cintura joven
sorprendiendo a
la arboleda
con mi paso
y el silencio de
palmeras desdibujó las nubes que
tapaban mi
desnudez de sombra
un día desdoblé
mis palabras en poemas
que quedarán
como las quimeras en la orilla de mi pena.
Un recuerdo de
cielo se evapora
La sal se ha
reposado en mis pestañas
cambiando la
mirada de las olas que atropellan.
Se ha llevado a
la niña de los sueños,
ya no juega la
arena en mi pecho ni en el pubis
estamos
programando la partida.
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