NO PASA NUNCA …
No pasa nunca
la temporada del infierno
ni el mal
tiempo perdido
ni el acoso de
la tormenta del dolor. No pasa.
Por eso me
detengo y me pregunto cómo será estar esparcido
en el terrón
perfumado de las sombras,
cómo será
encontrarse entre las borrosas tinieblas el rostro
descarnado del
único amor de adolescente. O fueron sólo patrañas
que reflejaban
una estela de luces sin brillo
algo
inexistente. Olvidos esperados.
No pasa el
tiempo en mis noches insomnes
replegando las
alas de un arcángel que me mira sorprendido
por la
inocente esperanza de lo inasible.
No pasa el
viento, sopla arrastrando en constancia eficaz
la marejada de
desprecio por la vida que soñé y no tuve.
Acaso veré las
notas perdidas de un Aleluya de Haendel
o los nueve compases
de la Coral de la Novena que flotan
indefinidamente
en la nada y existen acordes de mi voz perdida.
Esto es una
temporada interminable del infierno,
con voces que me integran, me inundan y el olvido
acechando el
final sin aplausos de la vida.
Cayó el telón.
Voy caminando lentamente por el pasillo oscuro
y al final las
sombras animan al silencio. Atrás se oyen todavía
algunos
aplausos apagados. Algunos vivas, voces huecas. Olvido sólo olvido.
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