Me
llevaron a un pueblito de la costa. Era un verdadero paraíso. El océano con sus
azules y verdes, transformaban la costa en una verdadera belleza inolvidable.
Soñé
que estaba parada junto a las vibrantes olas del mar que azotaban las rocas
junto a la playa. Pensé en cuántas veces había querido ver ese mismo paisaje en
mis ensoñaciones. Pero ese era un pequeño momento antes de dar mi exposición
sobre literatura.
Así
me dejé llevar hasta un salón hermoso, con butacones de terciopelo azulado,
lámparas llenas de lágrimas de cristal que brillaban con la luz. Allí me
presentó un caballero al que poco comprendí por hablar en un idioma del lugar,
luego una hermosa joven, de ojos negros y cabellera bellísima, tradujo al
hombre.
Frente
a mí se apiñaban un grupo de estudiantes de letras.
No
me amilané, me dije: para eso estás aquí, para eso viajaste tanto… pero me
temblaban las piernas. ¡Era muy estremecedor!
Fueron aminorando la brillantez
de las luces y quedé envuelta en una suave azul- celeste que me permitió hablar
con desenvoltura. Al finalizar mi exposición, la joven comenzó a traducir y yo
me puse a observar los rostros inteligentes de los participantes.
Luego
comenzaron a preguntarme con curiosidad. ¿De dónde viene? ¿Desde cuando escribe
así? ¿Por qué? Y un sin fin de consultas que me hicieron sentir algo nerviosa.
Pero yo sabía que al salir de allí, pediría ir a caminar a la orilla del mar y
mi corazón volvería una y otra vez a gozar tanta belleza.
Me
dieron un sabroso té de hierbas dulzonas y suaves. Unas ricas confituras de
miel con almendras y nueces. Luego de un aplauso cerrado y unánime me
acompañaron al hall central donde una joven mostraba sus hermosas pinturas
marinas. Todos hablaban con amabilidad y cuidando no hacer demasiado ruido. Por
sobre la charla se oía el chasquido de las bravas olas en las rocas en la
orilla del mar. Le pedí a Aziza me acompañara a caminar un rato por ese pasaje
entre burgambillas y gaviotas y se me cumplió el sueño de pasear en el mismo
paraíso en la tierra.
Hoy
quiero escribir poemas a esas aguas de colores cambiantes con la luz y las
sombras de las nubes y el sol que entretejían un tapiz de belleza.
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