Fui al piano y me senté. Mi amado piano. Mis manos se movían solas, como si tuvieran independencia de mi cuerpo y de mi mente. La melodía era hermosa, perfecta, pero no la conocía. No era ninguna de las canciones de los músicos que me había enseñado mi profesora de piano.
Mi
mente se quería guardar en su memoria esa melodía. No podía, algo me impedía
guardarla. Era como cuando comemos en los sueños un chocolate y no sentimos el
sabor.
En
el momento en que me desperté, fue como cuando los pájaros salen todos volando
de un árbol, así se fueron las notas de la melodía, todas salieron escapando
por encima del piano y me quedé sin ella.
Todo
el día quería recordar aquella música tan bonita, fui a la escuela pero no
escuchaba nada, sólo quería recordarla.
Pero
era imposible.
Ni
bien llegué de la escuela me senté en el piano, comencé a tocar desde Mozarth a
Pink, tal vez si me inspiro puedo recordar.
Pero
nada.
Espere
ansiosa la noche, quería tener sueño, quería escuchar otra vez la melodía,
quería tocarla, quería atraparla.
Nuevamente
me fui a dormir, y mi último pensamiento fue imaginarme sentada, en la sala,
tocando la melodía.
El
piano otra vez. Las teclas blancas, brillantes. Veo mis manos que comenzaron a
moverse solas, otra vez la melodía mágica. Hoy está más bella. En mi sueño
cierro los ojos para escucharla mejor, así hago cuando quiero escuchar una
canción que me gusta mucho cuando estoy despierta.
Otra
vez intento atraparla. Preparo mi mente para recordar, a cada nota voy
anotándola en mi cabeza. Estoy alerta, ese es un DO, aquel un MI, un RE
sostenido por allá. ¡Voy anotando todo en mi mente, ya casi la tengo!
Nuevamente
como pájaros se escaparon.
Mis
ojos se abrieron y vieron techo de mi habitación. Estoy lejos del piano y no
tengo la melodía.
Todo
el día otra vez. Desayuno, escuela, los profesores, sus materias, no, no me
interesa matemáticas, menos química!!
Almuerzo en el buffet, vuelta clases. Eterno ese día.
Y
sin melodía.
Pensé
que mejor me tomo las cosas con más calma. Tengo que hacer un plan. Voy a cenar
poquito, dicen que no hay que comer mucho en la cena si uno no quiere dormir
profundo.
Me
voy temprano a mí habitación. No me duermo del todo. Estoy más despierta que
dormida. No me pienso dormir del todo. Esta vez no se van a escapar.
No
sé a qué hora comencé a soñar, pero sabía que estaba soñando, me fui así,
dormida, al piano. No abrí los ojos. Me senté en mi butaca. Abrí la tapa. Esta
vez las teclas estaban frías, sentí su textura y dureza. Las sentí. Estaba
emocionada.
Comencé
a mover mis manos entre las teclas, un poco las dejaba hacer, un poco hacia yo.
Cada nota quedaba guardada en cada dedo. Memoria. Las estaba atrapando en mis
manos.
Sentí
a mis padres hablar preocupados cerca de mí. Eso me aseguro donde estaba. En mi
piano, mi amado piano, y estaba tocando MI melodía.
Fui
abriendo los ojos de a poquito porque tenía miedo. Estaba nerviosa pero feliz,
porque mis manos habían atrapado las notas, y las notas sumadas hacen MI
melodía.
No
deje de tocar, mis padres estaban asombrados, no entendían nada.
Yo
sí, atrapé mi sueño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario