viernes, 11 de diciembre de 2020

UN HOMBRE QUIETO

 

Un hombre edifica dos sueños.

Crea un reloj y trabaja hasta la última hora sin pausa.

Sueña con el esplendor de las paredes sin rejas,

Con las montañas llenas de nieve,

Con una guitarra que vibre en serenata nocturna.

Cree encontrar la tierra preñada de vestigios minerales.

Espigas infinitas y parrales con uvas.

Corre por la vereda de la calle empedrada, llamando

Con voces milenarias a los ancestros.

Un hombre de ciudad que avizora el futuro.

Sobre los árboles están los ojos que observan su tarea.

Y de pronto la humedad levanta la ciudad.

La niebla envuelve al tímido buscador de tesoros.

Él, sigue caminando. Las piedras no lo hieren.

Las doce campanadas del torreón lo despiertan.

Amanece entre enormes murallas con barrotes.

Sobre las paredes se ven unos ojos que observan.

Un sollozo lastimero eleva su tristura dormida.

 

 

 

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