lunes, 10 de enero de 2022

EL MUNDO AVANZA COMO UN CABALLO SIN IMPORTARLE LA CARGA.

  

Carga tiene la penumbra  de barriletes perdidos entre nubes de cenizas.

Y es un lomo perpetuo de arena el que sube y baja por el solitario camino

donde avanza la rueda rústica  saltando entre las piedras

estacionada la alameda y la calle con bordes desflecados de cielo.

 

Las alforjas están llenas de miedo y pesadumbre

se siente alarmada la voz de los candiles que amarillos enredan voces

pidiendo piedad por sus heridas.

Las rejas atropellan la inocencia   el espacio se achica    se agranda

nada tiembla sino la mano de los niños

 

las ventanas se cierran. El sueño está despierto y alerta.

Somos prisioneros de los goces infernales de ricos oropeles.

El fieltro sume al paso de alfombras arrimadas al silencio. La noche

se esconde en las veredas. Cuanta luna perdida tras el duro metal de

las ventanas. Cuanta niebla. Cuanta niebla.

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