No me mires con los ojos sombríos
No entres a mis entrañas
sangrantes
A mi delirio
A mis destierros
A los nebulosos mitos de
mi historia
No permitas que atraviese la noche
en la penumbra
Donde estará la boca
derrotada de la otra orilla
Despeñando apariencias de
misterios rojos, negros, blancos
Alas de arcángeles
dormidos sobre la alfombra de invierno
Y espirales que me
remontan a los países del secano
A mi fértil serenidad de
pasos perdidos sobre las losas frías
No permitas que persiga
las sombras de los faunos y fantasmas
Quiero caminar despacio
por las veredas sedientas
Beber el zumo de las
flores como picaflor aleteando en el jardín
Hacer rebordes con mis
pies de humo en la calzada azul
Siento que me perfora un
sonido de gaitas los oídos
Espero frente al espejo
la mirada con ojos sombríos. Lágrimas
Que muestren la debilidad
de mi alma consentida.
En la otra orilla, estaré
parada junto al brocal del cielo.
Será larga la espera, el
silencio y los sueños inalcanzables.
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