NARRACIÓN INDIA MUY
ANTIGUA, ANÓNIMA. ADAPTACIÓN.
Babany era un niño listo. Su padre un buen guerrero que estaba en campaña en la frontera. Su dulce madre trataba de educarlo con el amor al Dios y había sido bautizado como sikh en un hermoso Amrit en el templo. Y respetando a sus ancestros.
El niño sólo veía que sus compañeros de escuela eran muy afortunados y tenían todo lo que querían. Él, sólo poseía: el kesha (pelo largo y recogido); Kangha (peine); Kara (pulsera de acero); Kachha (pantalones cortos) y Kirpan (espada pequeña casi sin filo).
El aprendía todos los himnos sagrados y los recitaba pero con desgano y siempre protestando para su interior. El quería un automóvil o moto ruidosa y que se entremezclara por las calles alborotadas de la ciudad, una radio para escuchar música bien estrepitosa y juguetes que veía en las ferias.
La madre preocupada le pidió más dinero al padre, pero éste no tenía sino lo justo para mantener la familia bien sin grandes derroches. Entonces la sufrida mujer le dijo: Mira hijo mío debes hacer algunos sacrificios y Dios te dará lo que quieres.
El muchacho comenzó a ir todos los días, después de la escuela, al templo. Ayudó a limpiar las escalinatas, el alcantarillado que llevaba el agua a la fuente, las persianas de mármol y mil cosas hizo para que ese dios lo ayudase. Pero como no creía en Él, siempre protestaba. Un día muy enojado pensó: ¡Voy a molestarlo, lo haré ver que soy malo, él, verá que puedo ser rudo y malvado…y allí pasó lo inesperado.
Mientras pasaba un candelabro con fuego por la imagen del dios, éste le habló: Babany…tu ira me demuestra que ya crees que Yo Soy y ahora sí, quiero que sepas que siendo reconocido puedo darte aquello que tu corazón infantil anhela. Pero recuerda que no son las cosas materiales las que te harán feliz, sino que cuando medites al amanecer en mi nombre y en Mí, cuando te explayes en el Señor noche y día, así no padecerás penas y desgracias, porque sólo Yo Soy el que Soy. Cuando regreses a un gurudwara (templo) se prudente y recita las palabras sagradas. Come con placer el “karah parshad” (alimento de mantequilla, sémola y azúcar). Ve y dile a tu madre que crees en Mí.
El pequeño regresó pensativo y alegre; y en su hogar estaba su padre que había regresado de la frontera y llegó con una hermosa moto color mostaza.
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