La serpiente estremece
entre las piedras en el lecho
Arriba desgarrada la
montaña despereza agua en raudal
Llueve con color de tigre
y chocolate arrastrando limo
Es lo esperado como
bendición de truenos y borrasca.
Llueve, la tierra
sedienta emerge de sus terrones secos.
Los árboles ralos se
desbocan en tráfico de agua.
Nubes desbaratadas
deshilachan bravías su embarazo
Llueve, calman los ánimos
del fuego y los secanos.
Yermo los chorrillos
despiertan asombrados con espuma
Cae en cascada despeinada
el surtidor de barro y agua.
Llueve. Ciento cincuenta
días sin lluvia en mi tierra.
Hoy hay alegría en los
rostros y las frondas por la lluvia.
Emerge en las montañas el
blanco mantón de hielo
La esperanza ha regresado
con su lógica bravura acuosa.
En mi terruño ha llovido
y la serpiente sedienta se desliza
Entre los lechos
pedregosos que dormían y la vida es.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario