La anciana
sentada observaba el parque. La naturaleza le agregaba dulzura al día. Quería
volar hacia el horizonte. Alejarse. Volver a vivir. Una nube se detuvo en la
pupila desgastada. Su historia le adormecía las manos que artríticas
acariciaban los recuerdos. Si volviera a nacer… todo sería… igual. No,
distinto.
Un ángel inició
la invitación a volar y dejando el sillón que rezongó; salió. Descalza caminó por
el pasillo alfombrado y caminó, caminó con rumbo seguro hasta tocar la orilla
del sueño. Volteo y los pasos desgastaron la gravilla. Lentamente se fue
elevando hacia el horizonte. Libre…. Por fin libre de todo lo que la unía a la
rutina. Y no regresó.
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