jueves, 2 de abril de 2020

FORTALEZA EN LAS DUNAS



           
He construido una fortaleza de piedras y de arena para cobijarte
y sólo en la penumbra está la marca de tus pasos.
Hay una huella llena de lamentos en la arena sin olas
sin regreso de espuma escrita de palabras, de gritos y de luces.
Ahora en mi refugio estás impregnando de perfume a sol
el oscuro reflujo de hojarascas celosas del otoño.
La lluvia despeja las dunas en mi playa contratando palabras
y alabanzas del sueño permitido por los dioses.
Hay aún una vieja utopía que anida entre mis caracolas doradas.
Estoy altiva en un acantilado entre borrascas de mar
esperando la llegada de un efímero guardián
o de un opulento y seguro demiurgo profetizado en el tiempo
para que reconstruya el planeta de esa miríada de espectros y niños
que esperan con las manos abiertas y vacías, la boca cerrada...
sin palabras de amor, destilando cansancio y estravíos.
Hay una fortaleza para la esperanza. Efímera y serena.
 Estoy esperando un gesto del antiguo augurio para el amanecer
y allí, justo en mi playa o mi fortaleza encerrar una gota de gozo
entre tu pecho y mis sueños.

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