Párate en
la ventana y escudriña tu horizonte,
Breve como
un pañuelo movido por el silencio
Alejando
los temores de una extraña Apocalipsis.
Un puñado
de aves, pájaros silvestres y escurridizos
Picotean en
el pasto, junto al jazmín y sterlizias.
La ciudad
está en reserva, sus sueños están dormidos,
Nadie se
atreve a asomarse y esperan una noticia.
Las calles
que antes bramaban con sonatas y alaridos,
Hoy son
cementerios quietos, sin campanas ni bocinas.
Esto pasa
en mis montañas que se han poblado de nidos,
Han
regresado las liebres y hasta un zorro escurridizo.
El río que
quieto estaba, baja con rotundos bríos,
El polvo de
nieve abruma el camino de los riscos
Hay
chorrillos borboteantes que bajan juntos al río
Detrás de
los ventanales, nosotros somos espías.
Las loicas
y los zorzales vuelan libres en los pinos
Han
regresado los cóndores buscándose la comida.
Dicen que
los ríos traen cardúmenes de peces, miles
De peces
saltan en las aguas de los ríos.
Los hombres
que los esperan ya no quieren usar redes
El asombro
los embruja y permiten que viajen
Rumbo a su
verdadero destino. Dorados, truchas,
pacúes
Pejerreyes
y surubíes, surcan las aguas tan claras
Como hace
tiempo no veían, su Paraná generoso
Ahora
parece un río como en los tiempos antiguos.
Un enemigo llegó
con su Caballo Apocalíptico
Arrastrando
su castigo. Miles de humanos muriendo
Y la
naturaleza revive, regresan las aguas limpias,
Las aves
bajan tranquilas a los parques y jardines,
A los
bellos sembradíos, cerdos salvajes pasean
por las
calles de pueblos que están vacíos.
Cabras
saltan por los cercos y capibaras por las rutas
Caminan
junto a los ríos. Un Arca nueva ha llegado
Noé ha
resucitado con su emporio de animales
Para
repoblar la tierra que tanto hemos destruido.
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