No sufras, calma el espíritu ardiente de tu estirpe
orgullosa.
No tanto como para marchitar sonrisas,
lindas carcajadas puras para veladas de baile y jarana. Verás que entre los
arrojos de voces cantarinas hay un duende plateado corónalo de nomeolvides
frescas. Con tus manos aprisiona solamente un instante, la esperanza de un
ángel que quiere ser gaviota. Tus dedos...déjalos que entreabiertos fluyan en
dulce almíbar, en polen perfumado, en espuma. Jaula de incienso. Humo.
Ahora tendiéndote en una verde pradera contemplando los nidos. Busca el
sol con tu boca. Besa. Bebe. Corre. Acabas de construir un paraíso. Vuela hacia
el poniente. Ya eres libre. Vuela, abandona las manos que se quieren quebrar en
perfume de ladrillos.
Eres un ser libertario. Vuela.
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