Te abordaré en la calle de mi mundo pequeño.
En la fuente tranquila.
En el lecho de polen y pétalos de seda.
Agregaré el néctar de mi tristeza casi, casi
dormida.
Seré como un pájaro con aroma de pino y suave
madreselva.
Llegaré a acunarte con voces de
violines, de arpas, de celestas.
Desgrana mi fruto, mi fragancia y mis sueños.
Encuéntrame allí dentro... adentro de un
poema.
Tal
vez en otra esfera acomodaré los sueños al chispazo de la vida.
Recitaré
un poema de Neruda o de la dulce Olga Orozco,
y
sonarán campanas en ritmo de violines.
En
un arrebato de oropeles brillaré en la oscura sombra del olvido
o
cantarán los coros la canción libertaria de "Va pensiero"
y
una nube de ángeles apresten los clarines para que surja
ese
grito distante de las palabras bellas, de las rimas
otorgando
el descanso al caminante
al
que pasa indiferente junto a mí
en
la calle de mi mundo pequeño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario