lunes, 10 de agosto de 2020

¡MÉXICO LINDO Y QUERIDO…! RELATO




Para llegar a las pirámides del Sol y de la Luna hay que ser un atleta y yo no lo soy. Son miles de escalones para trepar y el calor húmedo te quita la respiración. Tendría que tener veinte años para hacer esa maratón arqueológica. Pero es tan bello ese México, que en cupo en mi corazón un rincón especial sus diferentes paisajes.
Son tantos los lugares mágicos del territorio que pude transitar; que falta tiempo en los paseos propuestos para gozarlos a todos.
Mi tierra mendocina tiene un especial cariño por ese terruño. De pequeñas cantábamos las canciones de mariachis como parte de los juegos infantiles, aun recuerdo cómo lloraba cuando me hacían repetir varias veces “El Pajarillo Pecho Amarillo” y se reían porque no entendían que me daba vergüenza cantar frente a los mayores de mi familia.
Ya mayor, yo, pude viajar a México. Un país enorme, lleno de historia y de pinturas murales de grandes y admirados artistas. Llena de antiguas ermitas y catedrales que otrora fueron palacios de aztecas o mayas.
Por supuesto ir a la casa Azul de Frida Kahlo y recorrer los museos con joyas prehispánicas, es un lujo.
La pintora Frida Kahlo se pintaba muy fea…y era muy bella. Las fotos que la muestran en los muros multicolores de su casa dan luz a una mujer hermosa. Su vida fue un infierno de dolores físicos y amorosos. ¡Era frágil como las aves y fuerte como una leona! Su corsete de hierro y su silla en la que paso parte de la vida, parecen fabricadas por un inquisidor. ¡Como he podido conocer, ella como otros artistas coleccionaba miniaturas! En su alcoba hay una vitrina con pequeños objetos que hacían su deleite. Tenía el alma de un niño. Y la alegría de una diosa pagana. Tal vez por eso el color juega con los sentidos en esa casa exquisita.
Una de las cosas más serias que viví en ese país precioso, fue la comida con sus terribles picantes. Los mexicanos le ponen “Chile o ajíes” a todo. Creo que hasta crían a las gallinas con ají, ya que hasta los huevos fritos son picantísimos. Mi boca era fuego, llena de llagas y los labios parecían una granada madura. ¡Cómo sufrí, Dios mío!
Al llegar al distrito federal o capital, de acuerdo a mi curiosidad, pedí conocer la Catedral que se va hundiendo año a año y el zócalo y me quedé con la frustración de no poder entrar en ningún lugar de los tan soñados. ¡Había una huelga de hombres que se habían acantonado en ese lugar y sólo usaban: “Pañales”; sí, pañales! 
Salimos de Distrito Federal rumbo a Taxco. ¡Un lugar lleno de magia! Entre callecitas ondulantes y recodos amigables. Descubrí un mercadillo de nativos en una escalera que llegaba a una plaza, en cada escalón una mujer vendía hongos color violeta comestibles, zapallos, maíz, frutas varias, en el otro escalón un campesino con su costalito lleno de harina de maíz y verduras; me detuve en cada escalón compré lo que necesitaba y saqué todas las fotos inimaginables. ¡Un placer! Es verdad que en cada ciudad o país que visito quiero conocer los mercados. ¡Son el alma del pueblo que piso!
La antigua iglesia estaba dedicada a Santa Prisca o Priscila y me sorprendió encontrar confesionarios para mujeres separados de los de los hombres y otro para “Indígenas”. Si México está poblado de nativos, es que es muy vieja, me dijo una señora y en la época colonial había ese tipo de separación. ¡Gracias a Dios todo eso se ha perdido, digo, la vida humana sobre los sexos u orígenes!  
En el distrito federal, cuando regresamos, conocí la iglesia que le construyeron a la Virgen de Guadalupe en el cerro y que también se está hundiendo. A un costado han hecho otra donde está muy organizada la visita al cuadro donde se manifestó la Virgen; es pequeño en tamaño pero muy importante por lo que implica para el mundo Cristiano, en especial para los Católicos. La han puesto en una pared bien lejos de los posibles atentados. Ya le pusieron una bomba en un atentado y no se quemó, sólo una “chamuscadita” en una orilla; abrazada por una enorme bandera de México y tiene una especie de pasarela como las que se usan en los aeropuertos que son para no detenerse. Sobre el retrato el famoso actor Mario Moreno “Cantinflas” le ha ofrendado una corona de oro con piedras preciosas que apenas se puede ver. ¿Miedo a los robos? Puede ser. La verdad es que la cantidad de peregrinos es incalculable. Es muy querida y venerada y el gobierno, que es bastante socialista y ateo, hace concursos permanentes de arte, por retratos y cuadros a la Guadalupana. ¡Es increíble ver la cantidad de versiones que hay de ella! Con respecto a “Cantinflas” no se conoce la cantidad de obras de amor y caridad que dejó al pueblo de México: asilos, hospitales, escuelas, hogares para ancianos y ayudó a los actores para su vejez. ¡Era un filántropo, generoso y amante de la gente!
¡Dejé México con el deseo de conocer más, pero me lo impide la comida tan picante que sirven creyendo que todos comemos así, con fuego en el sabor de los menúes! Es una pena.

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