martes, 11 de agosto de 2020

HE VUELTO A SOÑAR



Soñé en la soledad de mi conciencia
un universo de esperas sin espinas.
Soñé con un océano de estrellas
y sólo encontré arduos silencios baladíes.
Estoy sola, es cierto.
No hay un instante lúcido
ni un mañana de arco iris y sonrisas.
Sola, con mi esperanza marchita y destrozada y
un espejo hecho añicos,
que refleja el incómodo infinito.
Estoy sola, más sola aún que en el amanecer de invierno.
Y me envuelve una noche sombría y despoblada.
La espera        será inapelable.
Un triunfal destello de gélida caricias
que se van de mis manos hacia la nada.
En mi alma soñadora...
Un rebrote de sueños se empinó, ¡qué desatino!,
creí amanecer en un breve destello de pétalo ambarino.
Tan pétrea mi esperanza dormida entre los sueños,
tan intangible esfera de rosa sazonada,
perfil de nacarada espuma misteriosa,
nacida de la luz y del milagro.
Esperaré activa en mi amor laborioso.
Esperaré que brille un astro en lo infinito.
Llamaré por su nombre lo innombrable
y tal vez un destello de voz resonará en la aurora
y responderá, tal vez, ese sueño que ha nacido.


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