miércoles, 19 de agosto de 2020

¡Y TUVE QUE IR POR EL RÍO A URUGUAY!




Le tengo amor y terror al agua abierta, al mar y navegar. Pero a Uruguay podía viajar por tierra y cruzar el puente entre Argentina y Uruguay por Entre Ríos o ir en “Buque Bus” y cerré los ojos y allá fui. Es hermoso ese pedacito de tierra que supo ser parte de mi patria y que por razones históricas y políticas perdimos.
Es una cuna de artistas y refugio de nuestros expatriados. Hablamos el mismo idioma, somos parecidos, pero no somos iguales. ¡Qué pena! Son maravillosos.
Rodeado de mar, en una de sus playas un ingenioso artista hace surgir una mano, cuyos dedos son una súplica a Dios para defender esa tierra… y vaya que lo hace. Es un país con paz.
Junto a un grupo de amigos y colegas caímos como jauría hambrienta en un restaurante y los volvimos locos con tantos pedidos diversos; siempre sonrientes nos atendieron con diligencia. ¡Comí el “chivito o chivato” más rico de mi vida! Es un sándwich típico de la Costa Oriental.
Recorrimos la casa del artista Páez Vilaró en Casa Pueblo, donde se disfruta su amor por los colores Afro- Americanos. Maldonado se destaca por el blanco brillante de su original casa, pletórica de cerámicas pintadas a mano, de murales y figuras antropomorfas. Él, vivió allí y lamentablemente falleció en el dos mil catorce con noventa años. ¡Qué gran pérdida para los que amamos el arte!
¡Recorrimos la ciudad de Montevideo, donde se escondieron tantos políticos argentinos cuando salían para defenderse de las “mazorcas de Rosas”, luego de Yrigoyen, Perón y otros tantos! Refugio de honor y amor.
Sacamos fotos en la famosa “Carreta” un monumento al trabajo, me imagino. Pasamos por una vieja construcción para tauromaquia, creo que aun se hacen corridas de toros, no lo sé.
Nos desplazamos a Colonia y fue como ingresar al mundo mágico del siglo XIX. De una callecita empedrada salieron en grupos con tambores y tamboriles, silbatos y maracas; con ropas de época una “comparsa” de afro-americanos, como en la época colonial cantando canciones y bailando. Me sentí transportada a los tiempos cuando había ese horror llamado “esclavitud”. ¡Pero se los veía tan felices! Era como si llamaran a participar a sus antepasados, pero ya en Libertad. ¡Realmente se ha quedado en mi retina como un espacio hechizado! me enamoré de los colores de Uruguay y de su gente. Es tan cerca de mi patria que creo volveré.

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