Le tengo amor y terror al agua abierta, al mar y navegar. Pero a Uruguay
podía viajar por tierra y cruzar el puente entre Argentina y Uruguay por Entre
Ríos o ir en “Buque Bus” y cerré los ojos y allá fui. Es hermoso ese pedacito
de tierra que supo ser parte de mi patria y que por razones históricas y
políticas perdimos.
Es una cuna de artistas y refugio de nuestros expatriados. Hablamos el
mismo idioma, somos parecidos, pero no somos iguales. ¡Qué pena! Son
maravillosos.
Rodeado de mar, en una de sus playas un ingenioso artista hace surgir
una mano, cuyos dedos son una súplica a Dios para defender esa tierra… y vaya
que lo hace. Es un país con paz.
Junto a un grupo de amigos y colegas caímos como jauría hambrienta en un
restaurante y los volvimos locos con tantos pedidos diversos; siempre
sonrientes nos atendieron con diligencia. ¡Comí el “chivito o chivato” más rico
de mi vida! Es un sándwich típico de la Costa Oriental.
Recorrimos la casa del artista Páez Vilaró en Casa Pueblo, donde se
disfruta su amor por los colores Afro- Americanos. Maldonado se destaca por el
blanco brillante de su original casa, pletórica de cerámicas pintadas a mano,
de murales y figuras antropomorfas. Él, vivió allí y lamentablemente falleció
en el dos mil catorce con noventa años. ¡Qué gran pérdida para los que amamos
el arte!
¡Recorrimos la ciudad de Montevideo, donde se escondieron tantos
políticos argentinos cuando salían para defenderse de las “mazorcas de Rosas”,
luego de Yrigoyen, Perón y otros tantos! Refugio de honor y amor.
Sacamos fotos en la famosa “Carreta” un monumento al trabajo, me imagino.
Pasamos por una vieja construcción para tauromaquia, creo que aun se hacen
corridas de toros, no lo sé.
Nos desplazamos a Colonia y fue como ingresar al mundo mágico del siglo
XIX. De una callecita empedrada salieron en grupos con tambores y tamboriles,
silbatos y maracas; con ropas de época una “comparsa” de afro-americanos, como
en la época colonial cantando canciones y bailando. Me sentí transportada a los
tiempos cuando había ese horror llamado “esclavitud”. ¡Pero se los veía tan
felices! Era como si llamaran a participar a sus antepasados, pero ya en
Libertad. ¡Realmente se ha quedado en mi retina como un espacio hechizado! me
enamoré de los colores de Uruguay y de su gente. Es tan cerca de mi patria que
creo volveré.
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