Cómo un rayo de luz en intrincada selva
así
es tu mirada como la misteriosa
melodía
de la lluvia...
Cae
como una gota final
lentamente
y
estalla en cristales como una estrella
húmeda.
Quieta,
me quedo quieta para contemplarte
y te descubro.
En
tus ojos están todas las sensaciones de las caricias plenas.
Siento
mi cuerpo como queriendo abrirse con
este
olor a pasto y a flores nuevas.
Me
inquietas con tu silencio de caracolas brillantes...
Tu
mirada me penetra cada vez más profundo
y un
puñado de colores de otoño
ingresan
protestando en mi robledal inquieto.
Hoy
tengo las manos...
apretadamente
abiertas que
te
buscan en vano como se busca entre algas
el
utópico color irisado de una perla.
Lo
cierto es tu mirada...
esa
luz....
nuestra
hiedra.
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