martes, 18 de agosto de 2020

EN LA CALLE



Mordisqueó hipando un trozo de pizza helada y mugrienta que encontró en un cesto. Le supo a asco nausea, color verdoso. ¡Otra vez la calle! ¡El horror y el miedo! Sollozó en silencio recordando los cartones viejos, los papeles de diario y el frío. Al " Nuria "...lo habían encontrado muerto en un oscuro zaguán de un cuchitril abandonado. ¡Tenía tres cuchilladas y estaba atado con un alambre...había mucha sangre y su protector- madre, allí había quedado como lo que era un pobre tipo de la calle. Era hermoso...o mejor dicho era bella con su faldita de seda roja y las medias de malla y los tacos altos y ese cabello rubio, casi platinado, que le caía sobre la espalda. Era su padre- amigo. La recogió de un baño de la estación Retiro, una noche de tormenta cuando tenía aproximadamente siete...ocho años. Ella se había refugiado allí y escondida la vio entrar con su pelo suelto y sus ojos grandes de color oscuro. Después supo que era un chico. Mucho después que le enseñó a usar el baño, a comer con plato y cubiertos y tantas otras cosas lindas. Un día le compró una muñeca. Otro le compró unos libros y un cuaderno y un lápiz y empezó con las letras. Con los deditos supo sumar y restar por la Nuria-Gustavo, que le traía comida y le daba la leche tibiecita en las mañanas frías.
                        Se escondió como pudo en un recodo de una galería. Si la encontraba la cana...o algún tipo de "esos", seguro que no tendría escapatoria para tantas cosas que había visto cuando huyó de su madre.¡Pobre loca! ¿Dónde estaría esa infeliz que le pegaba tanto? Volvió a llorar por su suerte. Por su amiga-hermano muerto, lloró y, se tendió entre unos papeles.
                        Al comenzar el trajinar de la calle se irguió y comenzó a frotarse con las manos llenas de "smog", como le enseñó el Turquito cuando pequeña, para que no se dieran cuenta que era hembra. Se acomodó mal la ropa y comenzó una larga caminata por las calles frías e indiferentes al dolor de una niña...de la calle. ¿ Por qué a ella ? Vio pasar chicos con guardapolvos y uniformes. Ella era una "mal parida"..., una lágrima larga comenzó a deslizarse por su mejilla sucia. Llegó otra noche y se metió en el hueco entre dos edificios en construcción. Allí sintió los gritos de otros desamparados que se llevaban "Ellos" o los "Otros", todos de temer. Comenzó a deambular hacia Retiro. Entró en el baño y encontró un rato de alivio. La sacó una mujer que se sentía dueña. Casi escapó corriendo. Terror, dolor, frío, hambre. Otra vez la calle. Se acurrucó en un pórtico y casi en la mano se encontró sin darse cuenta con la solución al problema. Un trozo de vidrio afilado y brillante. Se abrió una a una las venas de arriba abajo por sus lánguidos brazos de chica quinceañera. Pasó el " Jésica " contorneándose en sus altos tacones y vio el cuerpo herido y comenzó a chillidos pidiendo ayuda. Llegó una ambulancia y cuando la llevaban notó que aparecía tras el vidrio, la cara de Nuria, de Karla, de Yesenia, que sonrientes le daban su vestido de quince: de seda y encaje rosa, sus zapatos de tacos y tomándole las manos comenzaron a danzar un vals.

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